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Mostrando entradas de agosto 21, 2011

Las piedras cantan

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Ayer escuché al Rvdo. Héctor J. González Vázquez, pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), mencionar un verso del poema de José de Diego (1867-1918) El canto de las piedras . De Diego, un poeta, político y abogado aguadillano, escribió este poema inspirado en su pueblo. En él llama canción al sonido producido por el choque de las olas contra las rocas al llegar a la orilla del mar. Cuando escuché este comentario, recordé unas imágenes que en una ocasión intenté dibujar. Yo me visualizaba en ese momento como una roca golpeada por las recias ondas del mar, pero no me veía a mí misma huyendo o protegiéndome de ellas, sino enfrentándolas con fortaleza. Sabía que Dios me permitiría permanecer firme y resistir los embates de las situaciones que en ese momento arreciaban contra mi vida porque Él es mi Roca Fuerte y Firme. 

¡Gózate en tu Libertador!

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Tú has cambiado mi lamento en danza; Has desatado mi ropa de luto y me has ceñido de alegría. Salmos 30:11 (NBLH) Estaba leyendo este salmo y este verso tan conocido y cantado en nuestras iglesias y de pronto me di cuenta de algo. En la versión Reina-Valera dice "desataste mi cilicio". Al leerlo, no pensé en desatarse la correa de la cintura, que es a lo que se refiere el texto (como pueden ver en la versión Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy), sino en ser librada de algo a lo que una está atada forzosamente, de alguna cosa que nos amarra y de la que no tenemos la fuerza o la destreza necesaria para liberarnos, de cuya voluntad dependemos para movilizarnos.  Éste fue el proceso que Dios hizo en mi vida. Me liberó -como de cadenas de prisión- de la tristeza y desató el cinturón que amarraba y mantenía ceñido a mí el vestido emocional de luto por la pérdida de relaciones que no valían la pena y que causaban mi muerte espiritual. Él me libró, me quitó el llanto de tristeza y ...

El amor perfecto

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Jesús calma tu tempestad

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Esta mañana en un culto de oración el Rvdo. Miguel A. Morales establecía un interesante contraste en una reflexión sobre Lucas 8:19-39. Los discípulos de Jesús enfrentaron una tempestad mientras viajaban en una barca. Ésa era una tempestad externa. Luego el endemoniado gadareno enfrentaba una terrible tempestad dentro de su mente, una que lo atormentaba tanto que vivía entre sepulcros, pues sólo la muerte le era familiar.

Amor eterno

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El amor de Dios está garantizado. Judith Couchman dice que Dios nos atrae a sí mismo por puro placer. Como una madre, nos ama simplemente porque le pertenecemos. No importa quiénes somos, qué hacemos o qué podremos llegar a ser, Dios nos ama porque nos creó y le pertenecemos. Él atesora nuestro valor innato. Nos ama porque somos su obra. ¡Qué bueno es saber que Dios nunca dejará de amarnos! Con amor eterno te he amado, por tanto te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3

Aviso de tormenta

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Esta noche hay un aviso de tormenta para Puerto Rico. Llamé a mi madre para saber cómo se sentía. Me dijo que muy asustada porque habían pronosticado el paso de vientos huracanados para la Isla. Traté de tranquilizarla, pero ella se aferra a los recuerdos de su niñez.