La justicia de Dios
Ayer escuché un testimonio de un hermano que perdió su trabajo por negarse a participar en fiestas y "bebelatas", como decimos en Puerto Rico. Él cumplía con todas sus labores, pero se negaba a tomar licor y participar en cosas que había dejado por seguir a Jesús. Sus supervisores y compañeros lo aislaron, lo marginaron hasta finalmente despedirlo. Tan sólo un día después Dios abrió puertas para él en un nuevo empleo.