Día o noche, ¿qué más da?
Tuyo es el día, tuya también es la noche; El verano y el invierno tú los formaste. Salmos 74:16-17 Hace tiempo conocí a una joven artista. A ella le encantaba pintar atardeceres. Un día me comentó que a su abuela no le gustaba que ella estuviera siempre pintando atardeceres. Su abuela asociaba el atardecer con el ocaso de la vida. Temía que la joven estuviera deprimida y que en algún momento tuviera pensamientos suicidas. Sin embargo, la joven veía el atardecer como una nueva oportunidad. El día había terminado, pero pronto vendría un nuevo día, con nuevas posibilidades, nuevos retos, nuevas oportunidades. Era cuestión de cómo cada una veía la misma escena.