Jesús calma tu tempestad

Esta mañana en un culto de oración el Rvdo. Miguel A. Morales establecía un interesante contraste en una reflexión sobre Lucas 8:19-39. Los discípulos de Jesús enfrentaron una tempestad mientras viajaban en una barca. Ésa era una tempestad externa. Luego el endemoniado gadareno enfrentaba una terrible tempestad dentro de su mente, una que lo atormentaba tanto que vivía entre sepulcros, pues sólo la muerte le era familiar.
Jesús calmó la tormenta climática y también calmó la tormenta del alma. Él puede obrar en las circunstancias que nos rodean y también puede obrar en nuestro interior. Como decía el Rvdo. Morales, Jesús es el tormento de las tormentas (verso 28). 

En nuestra vida hay tormentas externas y tormentas internas. Se puede vivir internamente atormentado en medio de las circunstancias más favorables y se puede vivir en paz en medio de circunstancias tormentosas. La diferencia la establece nuestra disposición a entregar nuestra vida a Dios y confiar en Su cuidado. 

Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:8.

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