¡Gózate en tu Libertador!

Tú has cambiado mi lamento en danza; Has desatado mi ropa de luto y me has ceñido de alegría. Salmos 30:11 (NBLH)
Estaba leyendo este salmo y este verso tan conocido y cantado en nuestras iglesias y de pronto me di cuenta de algo. En la versión Reina-Valera dice "desataste mi cilicio". Al leerlo, no pensé en desatarse la correa de la cintura, que es a lo que se refiere el texto (como pueden ver en la versión Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy), sino en ser librada de algo a lo que una está atada forzosamente, de alguna cosa que nos amarra y de la que no tenemos la fuerza o la destreza necesaria para liberarnos, de cuya voluntad dependemos para movilizarnos. 

Éste fue el proceso que Dios hizo en mi vida. Me liberó -como de cadenas de prisión- de la tristeza y desató el cinturón que amarraba y mantenía ceñido a mí el vestido emocional de luto por la pérdida de relaciones que no valían la pena y que causaban mi muerte espiritual. Él me libró, me quitó el llanto de tristeza y la autocompasión y me dio gozo y deseos de compartir con otras mujeres la verdad del poder liberador de Su amor. Si te sientes triste hoy por cosas o personas que pertenecen al pasado, te invito a buscar en Dios el propósito y la plenitud de tu vida. Vale la pena vivir cuando puedes sonreír a la vida y enfrentar cada nuevo amanecer con fe y con un optimismo que nace no de ilusiones, sino de la certeza de la fidelidad de Dios.

En tu presencia hay plenitud de gozo. Salmos 16:11a

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