La justicia de Dios

Ayer escuché un testimonio de un hermano que perdió su trabajo por negarse a participar en fiestas y "bebelatas", como decimos en Puerto Rico. Él cumplía con todas sus labores, pero se negaba a tomar licor y participar en cosas que había dejado por seguir a Jesús. Sus supervisores y compañeros lo aislaron, lo marginaron hasta finalmente despedirlo. Tan sólo un día después Dios abrió puertas para él en un nuevo empleo. 

Hoy leía la parábola del juez injusto al que una viuda recurría continuamente. Sabiéndose incapaz de tolerar la insistencia de la viuda decidió atender su reclamo. El final del pasaje dice: "¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responder? Os digo que pronto les hará justicia"(Lucas 18:7-8a).

Jesús asegura a sus discípulos que Dios está presto a escuchar las oraciones de su pueblo. Luego añade: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?". Dios continúa siendo siempre fiel. ¿Prevalecerá nuestra fe a pesar de las tormentas de la vida? Que así nos ayude Dios.

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