¿Reclamo promesas o tiento a Dios?

 

En Mateo 4 se narra la tentación a Jesús. El diablo le dice:

-Si eres Hijo de Dios... -poniendo en duda su identidad. Luego añade_

-Porque escrito está... -aludiendo al Salmo 91:11-12. 

Jesús le responde: 

-Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios -en alusión a Deuteronomio 6:16. 

Claramente Jesús nos presenta un ejemplo de cómo la Palabra de Dios puede ser correctamente o inadecuadamente utilizada. En su expresión "escrito está también", Jesús reconoce que tanto el pasaje mencionado por el diablo como la nueva referencia que Él traía eran verdadera Palabra de Dios. En los versos anteriores, donde se narra la primera tentación (Mateo 4:2-4), Jesús enfatiza en la consideración de la totalidad de la palabra que sale de la boca de Dios, no solo de fragmentos aislados de ella. El pasaje que el diablo traía a colación no debía interpretarse en forma aislada y conveniente. 

¿Por qué seguir la propuesta del diablo iría en contra de la Palabra de Dios? Veamos algunas posibles implicaciones.

1. Jesús se habría colocado en posición de Dios, asumiendo control, y el Padre en posición de hombre, sujeto a Dios, al exigir que los ángeles respaldaran su decisión protegiéndole. Pero la promesa de salvación requería que Jesús se hiciera Hijo de Hombre.

2. La finalidad de la petición no sería glorificar al Padre cumpliendo Su propósito sino a sí mismo siguiendo su capricho en detrimento del plan divino. Su misión era igualarse al ser humano y hacerse como el ser humano más vil, merecedor de la cruz, para cubrir los pecados de todos con Su muerte y redimirlos con Su resurrección.

3. Habría validado la mentira diabólica que cuestionaba Su identidad en Dios y establecía un falso concepto de Sí mismo al negar quien era.

El pueblo de Israel -nacionalidad en la que Dios se encarnó en Jesús- también fue seducido a tentar a Dios. Pero el pueblo sucumbió a la tentación. El Salmo 95:6-10 describe el carácter de este pueblo.

1. Tenía el corazón endurecido y rebelde; como el del faraón, amaban más a Egipto y a sus propias comodidades y deleites que a Dios.

2. Eran irreverentes y exigentes al hablar a Dios o sobre Dios. 

3. Su obstinada sublevación les trajo tristes y prolongadas consecuencias.

4. No llegaron a conocer a Dios como realmente es ni pudieron discernir cómo Dios trabaja.

5. No alcanzaron la paz que solo encontrarían confiando en Dios.

La Palabra de Dios está llena de preciosas y grandísimas promesas para Sus hijos. Es importante ver esas promesas desde una correcta perspectiva, considerando toda la Palabra, verificando nuestra disposición a cumplir con sus requisitos, conociendo quién es Dios y cómo trabaja y confiando en Su verdad, bondad, sabiduría y amor.

2 Corintios 1:20; Hebreos 8:6; 2 Pedro 1:4, 3:13; Salmo 95:6-10; Mateo 4:5-7; 2 Timoteo 2:15.

Imagen importada de https://m1.paperblog.com/i/392/3923642/declaro-decreto-una-gran-herejia-ultimos-tiem-L-MI4DYm.jpeg

 

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