Las Escrituras y Jesús

 


Recuerda que desde niño conoces las sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús (2 Timoteo 3:15 DHH).

Cuando era niña mi madre me enseñó a leer la Biblia, a buscar las referencias a otros versículos que aparecen al calce de algún versículo o de la página, a utilizar diccionarios y comentarios bíblicos, en fin, a estudiar la Biblia buscando comprender el significado de lo que decía. Así aprendí a amar la Biblia. En ella también encontraba nuevas palabras y reforzaba en mi memoria la forma correcta de escribirlas. 

Siendo adulta, asistí a una charla sobre Educación Cristiana y me impactó la pregunta: ¿Has leído la Biblia completa? Posiblemente lo habría hecho, pero no podía decirlo con total certeza. Así que me di a la tarea de asegurarme de leer toda la Biblia, ya que debía conocer lo que pretendía enseñar a los niños. Con el tiempo y las lecturas (la he leído completa en varias ocasiones) fui descubriendo que mientras más la leía mejor comprendía la hilación entre libros y pasajes. 

En ocasiones me han preguntado ¿cómo debo comenzar a leer la Biblia? Existen muchas respuestas para ello. Basta con revisar planes de lectura de la Biblia en un año en la Internet. Mas, lo que importante es entender que, aunque es toda una biblioteca, toda ella se enfoca en la salvación que es por la fe en Cristo Jesús. Ese es el punto común que nos permite comprender su mensaje. Timoteo había conocido desde niño las Escrituras. Entonces solo existía el Antiguo Testamento. Sin embargo, Pablo le dice que esas Escrituras le podían dar sabiduría para comprender el mensaje de la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 

Es vital conocer el Nuevo Testamento. Ahí se describen la vida y las enseñanzas de nuestro Señor, Salvador y Maestro, Jesús, y todas sus clarificaciones respecto al Antiguo Testamento. Al leer el Antiguo Testamento como el anuncio de Su vida y obra -un mensaje a veces en claves o símbolos, pero siempre presente- puedo descubrir el gran amor de Dios tejiendo la historia de la salvación de Sus criaturas a través de los siglos. 

¡Gracias, Dios, porque siempre dejaste señales en el caminar humano para conducirnos a ti a través de tu Hijo, Jesús!


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