Un plan nace de una esperanza

Esta mañana alguien en el templo leyó el Salmo 146. Los versos 4 y 9 llamaron mi atención.

"No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar.
Exhalan el espíritu y vuelven al polvo, y ese mismo día se desbaratan sus planes" (Salmo 146:3-4).
"El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos" (Salmo 146:9). Según este Salmo, el pecado y la muerte pueden frustrar y destruir los planes. Pienso que es así porque frustran y destruyen la esperanza. ¿Quién haría planes si no tuviese la esperanza de alcanzar con su ejecución algún logro?

El Gran Diccionario Enciclopédico Time-Life define esperanza como un estado del ánimo en que se nos presenta como posible aquello que deseamos. El Diccionario Teológico Enciclopédico (Edit. Verbo Divino) comenta: <La esperanza es una de las tres virtudes llamadas "teologales", es decir, que expresan una manera de ser del hombre que lo relaciona con el misterio de Dios... Ordinariamente se asocia la esperanza a la actitud del hombre o de la sociedad que espera obtener en el futuro un bien precioso, difícil, del que depende su gozo o su felicidad... Vivir en la esperanza significa  situarse en la historia- sometiéndose a su lógica, pero seguros al mismo tiempo de poder trascenderla, vivir todas las formas actuales de felicidad como algo provisional e incompleto, portador de superación y de plenitud>.

Cuando hay sentido de esperanza, se trazan planes para el futuro. Se establecen estrategias para alcanzar lo que se espera obtener. Cuando se realizó esta lectura recordé un par de versos que contrastan con ella:



Jeremías 29:11  dice: "Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza".
Romanos 5:3-5, versión Nueva Traducción Viviente, señala: "También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor" (Romanos 5:3-5). 

La esperanza que proviene de Dios mismo, de Su plan de salvación para nuestra alma, de los sueños que Él tiene para nuestras vidas, de los preciosos propósitos para los cuales nos ha creado, no se frustra (excepto por nuestro pecado) ni nos desilusiona. Es una esperanza segura, en la que podemos afirmar nuestros planes cuando esos planes son guiados por el amoroso Espíritu de Dios.

Señor, ayúdanos a comprender que la esperanza de nuestra redención en Cristo Jesús es segura y que le veremos en gloria. Permite que nuestro espíritu sea sensible a tu Espíritu, que podamos tener tu visión sobre el futuro de nuestra vida y alcanzar con nuestra rendición a ti y nuestra obediencia a tu Palabra los hermosos planes para los cuales nos formaste. Te lo pido por los méritos de Aquél que pagó el precio para devolvernos los sueños que soñaste para nuestras vidas: Jesús, nuestro Amado Señor y Salvador, Amén.

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