Secretos
Hay secretos buenos, como una sorpresa de cumpleaños; y secretos malos, como conspiraciones, pecado, venganza y otros.
Proverbios 20:19 dice: "El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua".
La Palabra de Dios nos insta a no ser cómplices ni víctimas de personas que descubren en público intimidades que les han sido declaradas en privado. Igualmente debemos evitar ser quienes develemos los secretos de otros. En casos en que descubrimos un inminente peligro para la vida de alguien, pueden existir canales para tratar de conseguir un cambio de parecer de parte del posible perpetrador e impedir una tragedia para él y para la proyectada víctima antes de manifestar públicamente su secreta conspiración. También puede existir la posibilidad de alertar a la prospecta víctima para que tome medidas cautelares sin necesariamente tener que develar el secreto. A veces es preciso acudir a profesionales o autoridades para manejar el asunto con discresión y a la vez con eficacia. Pero la mayor parte de las veces los secretos que nos son confesados son secretos sobre errores humanos del pasado o sobre vulnerabilidades humanas. Proverbios señala como "chisme" el descubrir esos secretos que nos son confiados.
Por otro lado, hablando contra los falsos profetas, Jeremías 23:18 dice: "Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó?". ¡Dios tiene secretos! Tiene secretos que anhela descubrirnos. Pero a esos secretos sólo podemos acercarnos en santidad.
No existe ser humano en el mundo, ni religión, ni filosofía alguna que pueda responder a todas nuestras preguntas existenciales. Dios no nos ha otorgado el conocimiento pleno de las cosas. De hecho, Él mismo se reveló al pueblo de Israel en forma paulatina. Poco a poco, renglón a renglón, iba transformando en ellos su comprensión de Quién es Él. La plenitud del conocimiento de Dios está en Cristo, en su vida, en sus enseñanzas, en su persona. Tuvimos tan cerca todo el caudal del conocimiento de Dios que anhelábamos tener y no lo reconocimos. ¿Cuántas veces reprochó Jesús a sus discípulos, diciéndoles "Todavía no me conocen"?
Señor, permite que en este día no nos interesen tanto los secretos de los seres humanos como Tu secreto. Gracias por los secretos nuestros que cubres con tu perdón y tu gracia, sólo por amor. Gracias por los secretos que tienes la intención de descubrir para nuestra plenitud espiritual. Permite que las densas y oscuras nubes de la vida no nos impidan ver las verdades que deseas revelarnos en nuestro caminar en esta humanidad. Te lo ruego por la gracia de Aquél que es la plenitud de tu verdad: Jesús, nuestro Amado Salvador, Amén.
Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Salmo 27:4
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