Recordando consejos de mi juventud
No sé por qué razón exacta recordé algunas
cosas y sentí el deseo de compartirlas. Cuando estaba en la universidad, me
dieron una consejería y unos tests vocacionales. La orientadora que me atendió
me explicó algunas interpretaciones de mis respuestas y me dio varios consejos.
Me dijo que yo no concluía lo que iniciaba. Le
dije que en algún momento antes de terminar algo perdía la motivación y se me
hacía gravoso terminarlo. Era importante aprender la destreza de superar esa
sensación y concluir las cosas, sobre todo para el mundo del trabajo. En aquel
momento yo prefería trabajos temporeros. Hoy, gracias a Dios, llevo 24 años en
un trabajo que todavía disfruto.
También me dijo –basándose en una conversación
nuestra- que yo tenía “agendas escondidas”. Tenía la idea de que una persona
era de una determinada manera y en lugar de hablar con la persona sobre el
asunto, provocaba situaciones en las que pudiera demostrar aquello que
criticaba en la persona. Por ejemplo, si mi pareja era distraída y no recordaba
cosas con facilidad y eso me molestaba, yo no mencionaba que cumplíamos
aniversario en determinada fecha y luego me molestaba si la persona olvidaba la
ocasión o si traía un regalo que parecía comprado a última hora. En lugar de
eso podía recordarle el evento a la persona o dejarle una notita algunos días
antes y yo misma preparar el ambiente para una celebración que pudiéramos
disfrutar. En lugar de tener expectativas basadas en mis propios anhelos no
comunicados y pensar que si el otro no cumplía con ellas no me amaba tanto como
yo a él (porque “a mí nunca se me habría olvidado algo como eso”), podía
comunicar lo que deseaba y no castigar a otra persona por no pensar como yo o
no adivinar mis pensamientos.
Otra cosa que ella me recomendó fue
auto-gratificarme de vez en cuando. Sacar tiempo y dinero (aunque fuera algo
mínimo) para regalarme un detallito de vez en cuando. Ese cuidarme y amarme
disminuirían (supongo yo ahora que era la razón del consejo) mi necesidad
psicológica de recibir atenciones de otra persona.
Como dije, no sé por qué comparto esto con
ustedes, pero tal vez alguno pueda identificarse y aprovechar estos consejos que
recibí hace muchos años. De hecho, cuando miro atrás en el tiempo pienso que mi
relación de pareja habría sido menos trabajosa si los hubiese recordado y
ejecutado con mayor frecuencia.
Comentarios
Publicar un comentario
¿Deseas ofrecer tu opinión?