Con los ojos cubiertos, ver a Dios



Hace un tiempo alguien en la iglesia mencionó el pasaje en que Moisés ve las espaldas de Dios. Leí el pasaje (que he leído antes, pero no recordaba con exactitud) y me llamó la atención la metodología y especificaciones de Dios para permitir a Moisés verlo.

Hoy pensaba sobre un sueño triste que una madre tuvo sobre su hija. Imaginar que pudiera ser una revelación de Dios para prepararla para alguna prueba me resultaba angustioso. Mientras pensaba en eso, regresó a mi memoria ese pasaje y se me ocurrió la siguiente idea: <A veces Dios sólo nos permite ver su gloria en momentos en que tal parece que nuestros ojos están velados para ver Su rostro y que Él está de espaldas a nuestra necesidad y no nos ve.> Pido a Dios que el sueño que tuvo esta mujer sea sólo producto de algún temor que sintió y no un mensaje divino. Pero sólo Él es Soberano y su propósito siempre es bueno. De hecho, siempre es lo mejor para nuestra vida.

Entonces Moisés le dijo a Dios: —Permíteme verte.Pero Dios le respondió: —Yo soy muy 
bondadoso con quien quiero serlo. Así que voy a mostrarte todo mi esplendor, y voy a
darte a  conocer mi nombre. Pero no podrás ver mi rostro, porque cualquiera que vea
mi rostro morirá. 
Quédate junto a la roca que está a mi lado. Cuando pase yo delante de ti, te colocaré en
un hueco  de la roca y te taparé los ojos con mi mano, hasta que haya pasado.
Después quitaré mi mano, y podrás ver mi espalda; pero mi rostro no lo verás. Éxodo 33:18-23

Dios nos esconde en el hueco de las heridas de Cristo, la Roca Eterna, para mirarnos a través de Su bondad y perfección.  

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