Dios es fiel a su parte del pacto

La semana pasada escuché a un conocido predicador puertorriqueño contar lo siguiente. En una época de su vida abandonó el ministerio y quiso vivir mundanamente. Mientras se encontraba en un lugar jugando billar y tomándose una copa de vino, un borracho se le acercó. Le dijo: "Fulano, ¿qué haces aquí? Éste no es tu lugar, véte a predicar". Él dice que si algún cristiano sobrio le hubiese dicho esto, él lo hubiese ignorado o le hubiese respondido ásperamente, pero el hecho de que un hombre ebrio se lo dijera le hizo avergonzarse y recapacitar.

Cuenta este ministro que lo llamaron para ir a visitar una persona gravemente enferma en el hospital. Fue a cambiarse de ropa, se echó spray de menta en la boca, llegó al hospital y -de lejos- le preguntó a la dama si tenía fe en que Dios podía sanarla. La dama respondió afirmativamente y él le dijo que era sana en el Nombre de Jesús. Se dio la vuelta y se fue. Cuando llegó a la casa de su hermana, ésta le dijo que la habían llamado del hospital para decir que en el mismo momento en que él oró la señora se sintió sana, se quitó todas las gomas que le habían puesto en la Unidad de Cuidados Intensivos y cuando el médico la revisó, de inmediato la dio de alta porque estaba totalmente sana. 

Él, tan pronto como pudo, visitó un templo. Había culto de oración. Orando en silencio, se arrepintió delante de Dios y le preguntó si podía devolverle los dones que antes le había dado. Una dama que se encontraba apartada de él se levantó y se colocó detrás de donde él se encontraba orando y le dio un mensaje de parte del Señor: "Nunca te los he quitado", le decía la dama, que no había escuchado la oración de su corazón. Dice este ministro de Dios que a partir de ese momento enderezó sus pasos y no dejó de servir al Señor. Hoy es pastor, evangelista, teólogo, profeta y redactor de enseñanzas cristianas. 

Una historia parecida la escuché hace dos veranos atrás. Un hombre que fue cristiano y se apartó del Camino (Jesús) recayó en un antiguo vicio de drogas ilícitas. Estando un día drogado se le acercó otro drogadicto y le dijo:  "¿Qué haces tú aquí? Tú eres un siervo de Dios". El hombre, avergonzado, fue y se reconcilió con Dios y abandonó su vicio.

Jeremías 32:40  Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. 
[Haré con ellos un pacto eterno: no cesaré de seguirlos para hacerles bien- versión Biblia Textual 3ra edición]
Isaías 55:3  Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.

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