Asistencia vis a vis presencia

Soy maestra. Debo pasar lista cada día. Pero no siempre el alumno que asiste a la sala de clases se encuentra realmente presente en ella. Hay que estar alerta, observar las miradas, los gestos, los movimientos, la comunicación entre alumnos, las respuestas que se ofrecen a la lección... muchas cosas pueden darnos la clave de que el pensamiento está ausente, que algún otro tema lo ha distraído. 

Lo mismo ocurre en las iglesias. A veces asistimos pero estamos presentes sólo una parte del culto. Los afanes de la vida nos ocupan tanto el pensamiento que la Palabra de Dios que se sirve para alentarnos, consolarnos, animarnos y hacer crecer nuestra fe se pierde como semilla que cae sobre la tierra y es devorada por las aves. 

Dios tiene grandes riquezas para suplir nuestras más íntimas necesidades humanas. Pero debemos estar presentes, no sólo en el culto, sino en todo momento de nuestra vida, ante Él. Nuestra mente debe siempre estar atenta a lo que Él quiere decirnos y enseñarnos. 

Josué 1:8  Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.


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