Si sólo tienes fe

Leía en el Evangelio según San Marcos y me sorprendió el verso 5 del capítulo 6: "Y [Jesús] no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos". Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías, el que realizó tantas obras milagrosas que cambió la historia del mundo y es el punto de partida en el calendario en muchos lugares del mundo ¡no pudo hacer ningún milagro! El siguiente verso explica la razón: "Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos". Él mismo dijo respecto a Nazaret: "No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra".

Pero en los versos 53-56 Jesús llegó a Genesaret y la gente le reconoció. De inmediato se corrió la voz de su llegada. Todo el mundo trajo a sus enfermos. El verso 56 dice: "Ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos". Los primeros no creían en Jesús. Estos rogaban que les ayudara. Estaban seguros de que podía sanarlos. Orar, pedir a Dios, es un acto de fe que no queda sin respuesta. Cuando acudimos a Dios creyendo que en Él encontraremos lo que necesitamos, Él se mueve a misericordia y suple nuestras necesidades. 

A veces puede ocurir que nuestras necesidades no sean las que creemos. Tal vez tengamos que atravesar procesos para tener aprendizajes que nos son necesarios, pero Él suple nuestras verdaderas necesidades si confiamos en su misericordia, su poder y su amor.

Sal 10:1  ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?
Sal 145:18-19  Cercano está Jehová a todos los que le invocan,  A todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. 

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