Guarda tu corazón

A veces he escuchado citar Génesis 2:18  "No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él" y he pensado: Definitivamente Dios hizo en la mujer una versión mejorada del hombre. De ella no se dice "no es bueno que esté sola". A menudo ella puede vivir más tiempo sin un hombre a su lado que el hombre sin una mujer. Son sólo pensamientos. Conozco a muchas mujeres solas que anhelan tener un hombre a su lado; algunas deseperadamente. Yo llegué a estar entre ellas. En el momento en que comenzamos a desesperar es cuando comienza el problema.

Una mujer desesperada por un hombre es una mujer que no está sana y no puede manejar su propio dolor. Desea cubrir su herida sin sanar con la ilusión de una seudo relación de pareja, que en realidad no es sino una interrelación entre individuos. En lugar de guardar su corazón para la persona adecuada, cae  presa de algún buen seductor, algún maltratante, algún vividor o algún co-dependiente. Entrega el corazón a quien le haga pensar que es deseada o amada y termina sintiéndose utilizada y abandonada. Días como el de San Valentín se convierten en una tortura si no tienen un hombre a su lado. Se visten para seducir, proyectando una imagen distorsionada de quienes son con tal de ser aceptadas o elegidas. Han perdido su identidad como hijas de Dios. Han olvidado que son princesas del Reino divino.

Cuando leo en Proverbios 4:23 "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida", pienso en un tiempo en el que -siguiendo los consejos bien intencionados de mis amigas- me disfrazaba con maquillajes y ropa "sexy" para buscar pareja. Íbamos a donde había hombres buscando presa para cazar; creíamos ser las cazadoras, pero éramos las presas. La búsqueda terminó en desilusión y el corazón terminó roto. Entonces me acerqué a Jesús con el corazón en pedazos, le confesé haber creído más en frases como "el papel [contrato matrimonial] no es importante, lo importante es el amor" que a Su plan para la relación de pareja. Su gracia maravillosa me restauró. Me hizo una vasija nueva. 

Últimamente varias mujeres cercanas me han comentado lo feliz que me ven. No tengo a mi lado a otro hombre que a Jesucristo. Estoy viviendo un romance con Él, estudiando su Palabra, orando más, buscando su voluntad para mi vida. El Día de San Valentín fue un buen día. No extrañé tener un hombre al lado mío. Lo disfruté con la gente que me rodea en mi diario vivir. Fui a la iglesia. Como ese día había estado trabajando y haciendo diligencias, ni siquiera tuve tiempo para maquillarme, pero eso ya no era tan importante. Como dice un himno: Con mi Dios estoy bien.

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