En días recientes escuché a la Rvda. Migdalis Acevedo, pastora de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto Rico, hablando sobre la historia de Jesús y Pedro caminando sobre las aguas. La pastora resaltaba el hecho de que Jesús caminaba tranquilo sobre las aguas de un mar agitado. Pedro también. Según Mateo 14:22-33, no fue hasta que ambos subieron a la barca que el viento y el mar se calmaron.
 
Una de las enseñanzas que derivamos de esta historia es que Jesús tiene dominio de todo. No importa cuán adversas parezcan nuestras circunstancias, Él está en control, es Soberano, nada lo detiene. Está por encima de todo. Por otro lado, Pedro tuvo que creer a pesar de las circunstancias. Cuando se desenfocó de Jesús y volvió a dar énfasis al mar profundo y el viento recio, la tempestad tomó dominio de sus emociones. Sólo podemos superar la agitación emocional y psicológica que generan los conflictos, obstáculos y momentos difíciles de la vida cuando nuestra nuestra vista espiritual no está enfocada en lo efímero, sino en lo eterno, cuando nuestra fe no está puesta en nuestras capacidades o limitaciones, sino en el infinito poder y la fidelidad del Dios que nos creó y nos ama.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13

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