Día o noche, ¿qué más da?

Tuyo es el día, tuya también es la noche;
El verano y el invierno tú los formaste.
Salmos 74:16-17

Hace tiempo conocí a una joven artista. A ella le encantaba pintar atardeceres. Un día me comentó que a su abuela no le gustaba que ella estuviera siempre pintando atardeceres. Su abuela asociaba el atardecer con el ocaso de la vida. Temía que la joven estuviera deprimida y que en algún momento tuviera pensamientos suicidas. Sin embargo, la joven veía el atardecer como una nueva oportunidad. El día había terminado, pero pronto vendría un nuevo día, con nuevas posibilidades, nuevos retos, nuevas oportunidades. Era cuestión de cómo cada una veía la misma escena. 

A veces Dios nos pinta hermosos atardeceres. Quizás son un regalo para traer paz a nuestra mente cansada por el trabajo diario. Dios hizo el día y también la noche. Ambos los hizo para que los disfrutáramos. En cada uno podemos contemplar Su belleza y Su gloria y sentir Su amor. Su amor nos da fortaleza para enfrentar los retos diarios y nos permite -si acudimos a Él- tener suficiente paz para relajarnos y descansar, para recuperar nuestras energías y continuar el ciclo de la vida. Día o noche, verano o invierno, deléitate en el Dios que está por encima del tiempo, del clima, de las apariencias. Él siempre está despierto y siempre está atento a tus necesidades. Permite que tu corazón dance con Él en una ofrenda de adoración y gratitud en cualquier momento del día o de la noche. 

¡Que tengas un hermoso día, y una hermosa noche!








Comentarios

Entradas populares de este blog

Eventos: Encuentro para Mujeres y Taller sobre emociones

Prensa misionera mundial: Material evangelístico y de discipulado