Sal a jugar con Dios

A través de la ventana del apartamento donde vivo observo un hombre correr alrededor de un pequeño parque infantil. Su expresión es como la de un niño, con gestos exagerados. Está ensimismado en un juego y lo disfruta plenamente, como si el tiempo y el mundo no pasaran a su alrededor. Adivino que está jugando con su hijo o hija y busco con la mirada. Una pequeña niña corre por debajo de una chorrera. En efecto, el hombre juega con su hija. Nada en el mundo parece ser más importante en ese instante de felicidad.

Creo que así es nuestro Padre Eterno. Disfruta vernos felices.
El himno La gloria de Dios, compuesto por Ricardo Montaner e interpretado por él junto a Noemí Luz dice que Dios “sale a jugar cuando me viene a ver y me deja ganar”. Dios se alegra cuando reímos a carcajadas, cuando compartimos tiempo con Él, cuando vivimos felices, confiados en Su protección, benevolencia y amor. Sal a jugar bajo la lluvia, entre las olas de la playa, entre las flores del campo, entre los frutos de un árbol, entre los niños, entre buenas amistades, entre tus seres amados, entre la gente y la vida. Vive la plenitud que Dios diseñó para ti.

Si no puedes salir físicamente, hazlo con tu mente. Cuando mi padre se entristeció por no tener fuerzas para cantar y tocar la guitarra para alabar a Dios debido lo avanzado de su cáncer, le dije: Sí puedes. Se puede cantar con el corazón.

Sal a jugar y siente la compañía amorosa del Dios que juega contigo y te hace sentir que la vida puede ser feliz cuando Él es la Fuente de la vida y de la felicidad.