Hay esperanza si esperas en Dios

Cuando estuve en mi proceso de divorcio, durante algún tiempo pensé que mi esposo regresaría al hogar. Me impuse a mí misma perdonarlos a él y a su amante para estar lista para su regreso. Él no regresó. Veinte años más tarde me di cuenta de que sólo había reprimido mis emociones. Las raíces de mi amargura por su infidelidad seguían enterradas y vivas en el terreno fértil de mi corazón herido, que se apantanaba en las aguas de la autoconmiseración, el mal humor, la depresión y un llanto incesantemente e inexplicable que fluía con cada ciclo menstrual. Todo eso dificultaba que me sintiera feliz, a pesar de haberme casado de nuevo.

Había aprendido a depositar mi fe en Dios y no en los desenlaces hollywoodenses de mis expectativas, pero había omitido el proceso de sanar el dolor. Y el dolor suele irse sólo cuando -sostenidas del mano de Jesús- lo visitamos en lo más íntimo de nuestras memorias, lo sentimos como el día en que nos hirió, lo aceptamos, transformamos nuestra forma de verlo y lo dejamos ir. Cuando finalmente aceptamos que los pensamientos y planes de Dios superan por mucho los nuestros y nos rendimos ante Él, ésa Verdad nos hace libres. Dios tiene para nosotras una esperanza que no avergüenza, que no nos deja esperando: la que está dirigida al cumplimiento de Sus promesas y Su propósito para nuestra vida y no a nuestros ideales imperfectos, que en lugar de acarrearnos libertad y vida abundante nos acarrean esclavitud, dependencia insana y muerte emocional, psicológica, relacional, espiritual y hasta física. ¡Gracias a Dios por Su bondad!

Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová. Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí; Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. Lamentaciones 3:18-26  
Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza.  Salmo119:116 

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