No sólo de pan vivirá el hombre

Recientemente conocí a un joven hijo de naturópatas. Este joven heredó un negocio de productos naturales que sus padres establecieron hace muchos años. Él conoce variadas técnicas de masaje que aprendió en distintos lugares, incluyendo China, donde vivió su familia durante algún tiempo. He estado yendo a su negocio para darme masajes en músculos de mi cuerpo que no se encuentran en posición y función óptimas y he observado que él pasa horas atendiendo gente con todo tipo de condición sin detenerse a almorzar o cenar. Todos van buscando el toque de su mano para su salud.
Un día, inquieta porque veía que él no salía a almorzar y pronto llegaría mi turno, le dije a su mamá que si él quería podía recesar para almorzar y yo esperaba. Ella me respondió que él desayunaba bien y eso era suficiente. 

Yo estaba sorprendida y asustada. Estoy acostumbrada a hacer tres comidas y hasta algunas meriendas diarias. Pero él insistía en que estaba bien. En días recientes, alguien le llevó algo de comer y cuando yo entré a su área de dar masajes le dije que podía esperar a que comiera. Me dijo que no tenía hambre y añadió que el alimento físico no es tan importante como nos hacen pensar. Me explicó que cuando el cuerpo no está bien alimentado (no refiriéndose a mucha comida, sino a comida sana) y no está funcionando bien, es común sentir apetito con frecuencia, incluso acabando de comer. De la misma forma, cuando el cuerpo es sanamente alimentado y funciona bien, apenas necesita alimentos para tener la energía necesaria para llevar a cabo sus funciones y para trabajar. Y añadió: Por eso Jesús y los profetas podían pasar mucho tiempo en ayuno. Un ayuno para un vegetariano, por ejemplo, no es igual que uno para alguien que ingiere todo tipo de carnes.

Cuando me dijo esto, pensé en las palabras de Jesús al diablo cuando le tentó a comer después de 40 días de ayuno: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4). Entonces entendí que a veces nos tornamos ansiosos pensando que pasaremos hambre, pero la realidad es que Dios hizo nuestro cuerpo de forma tal que puede resistir más de lo que podemos imaginar; lo que debemos procurar buscar cada día es el pan espiritual. No me refiero a dejar de trabajar y ser irresponsables, me refiero a enfocarnos más en la provisión de Dios para nuestra alma y confiar en Su provisión para nuestro cuerpo. 

Dios, te ruego que me ayudes a cuidar responsablemente de mi cuerpo, a confiar en Tu provisión perfecta para mi hambre física y que mantengas en mí un apetito espiritual constante. Que continuamente busque el toque de tu mano sanadora para mi cuerpo, para mis emociones, para mis pensamientos, porque Tú eres Pan de Vida y agua que salta para vida eterna. Por Jesús, tu Hijo amado, Amén y gracias.

Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Eventos: Encuentro para Mujeres y Taller sobre emociones

Prensa misionera mundial: Material evangelístico y de discipulado