El secreto de Dios

Ante la renuencia del pueblo israelí a escuchar las advertencias de Dios a través de la palabra profética de Jeremías, el profeta responde:
Jer 23:16-18 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros. Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó?

Compartimos nuestros más profundos secretos con personas con las que hemos establecido una relación de intimidad, de confianza. Los que están en el secreto de Dios son los que buscan intimidad con Él, los que procuran conocer Sus propósitos en medio de las circunstancias que permite en sus vidas, los que hacen caso a Sus advertencias, los que no van tras un mensaje alentador, sino tras Su verdad. A su vez, los que conocen a Dios de esta manera no tienen temor de confiarle sus secretos mejor escondidos. Es como una relación matrimonial honesta, en la que ambos están dispuestos a revelarse uno al otro tal cual son.

Más adelante, Jeremías plantea que será inevitable sufrir las consecuencias de nuestro pecado y establece que nuestros secretos más íntimos Dios los conoce aunque no estemos dispuestos a declarárselos. Es decir, Dios conoce mis secretos de todas formas, pero yo no conozco los secretos de Dios si no busco intimidad con Él en actitud de obediencia.
Jer 23:24 (NVI) ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo?, afirma el Señor. ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra? afirma el Señor.

Lo que me parece hermoso de este verso es que Dios no es un “ojo que todo lo ve” impersonal, que conoce mis íntimos secretos, dónde estoy, qué hago, qué pienso, etc. como vigilando que tropiece para condenarme. Dios me advierte de las consecuencias nefastas de elegir un camino distinto a Su voluntad para mi vida. Pero Él escucha mis más íntimos secretos para comprenderme, para perdonarme, para sanarme. Él busca que le confiese mis pecados para establecer una relación más íntima conmigo, para aconsejarme como un Padre Bueno y como un Sabio Dios que todo lo discierne, para dirigirme hacia el camino que me traerá paz interior, confianza y gozo en medio de las tormentas de la vida.  
Jer 29:11  Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 

La más densa nube de tormenta no le impide a Dios ver desde lo alto dónde estoy, conocer mi necesidad y ofrecerme Su compañía y socorro. Mi más profunda y lejana soledad no le impide a Dios alcanzarme, visitarme y bendecirme. ¡Qué maravilloso es saber que Él nunca está fuera de la noticia de mi vida! Él conoce mis secretos y desea compartir conmigo los Suyos. ¿Podría una mujer desear algo más valioso que eso de su Amado?


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